*-*
Algo simple, sencillo, pero que decidí hacer desde el 4 de setiembre... *-*! Ya saben el día que Rob llegó a ver a Kristen a Londres y fue padrino en el bautizo de Matilda (hermana de Tom)
¡Espero les guste! y si desean, lo hago FIC! porque esta visita a Londres es épica *-*
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ROBSTEN EN LONDRES
“Every day I love you more”
Drabble #1:
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- Rob -
"Every day I miss you more
every day I love you more...”
'Cause I've been away too long
and everyday I missed you more.
You look like you did before,
only prettier.
Everyday I love you more.
I love you more and more”.(“Love you more” – Raccoon)
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- ROB – POV –
Domingo, 4 de septiembre
Acaso... ¿Es tan difícil sobrellevar la tristeza que sientes al no estar en tu casa, en tu hogar, al lado de la mujer que amas?
Si, lo es. Para mí siempre fue y siempre será una sensación incontrolable, inaguantable y extremadamente difícil…
(OS “The Reason I come Home”)
.
Miré el hermoso color azul extenderse por el cielo como si fuese un ilimitado océano. Suspiré con una gran opresión en el pecho, mi corazón ya no daba ni un minuto más, parecía que sus latidos se iban acabando a medida que el tiempo pasaba, haciéndome sentir desamparo y dolor por no estar a su lado.
Si me preguntaran cuándo fue la última vez que sonreí y fui plenamente feliz, deberían remontarse a las dos semanas que pasé con Kristen en Los Angeles. Los días que vivimos en el Comic Con fueron geniales, no sólo porque me senté a su lado durante todo el día haciendo entrevistas, conversando, bromeando o respondiendo las preguntas de fans sino, porque después de haber estado en Toronto lejos de ella casi una eternidad, la tenía solo para mí. No importaba si era riendo, tomando café o haciendo el amor... Con sólo observar sus ojos verdes me sentía seguro, en paz... Me sentía en casa.
Pero lamentablemente, nuestros trabajos siempre nos ponían a prueba, nos alejaban el uno del otro a través de largas e interminables distancias... pero, y aunque quisiesen, nunca nos han podido separar ni mucho menos crear abismos sentimentales entre nosotros. Es más, creo que el estar separados nos hacía y nos hace cada vez más fuertes y nos da la energía suficiente para continuar el día a día, contando las horas para volver a vernos y amarnos como siempre será.
¿Recuerdan la escena que Kristen y yo grabamos en Italia? ¿Aquella en la cual mi Bella venía corriendo hacia mí para evitar que salga a la luz del sol y quede al descubierto? ¿Aquella en la que Edward y Bella habían estado separados el uno del otro por mucho tiempo? Pues les digo que la alegría que debió haber sentido Edward en ese instante al abrazar a la mujer y al amor de su vida, es la misma que siento yo cada vez que vuelvo a ver a Kristen después de una semana o un mes.
No importaba el tiempo, siempre era increíble...
Ya habían pasado 35 días y 18 horas (– ó 36 días y 3 horas según el cambio de horario de Greenwich-) desde la última vez que la tuve frente a mí... desde la última vez que sentí su calor y sus besos; y ya moría, ansiaba con toda mi alma volver a verla para estrecharla entre mis brazos y decirle en silencio con una sola mirada cuanto la amaba.
Ella era mi paraíso personal...
Un sonido deshizo mis pensamientos y me hizo abrir los ojos para escuchar la voz del capitán informando sobre nuestro próximo aterrizaje en el aeropuerto de "Heathrow" en unos 10 minutos.
Suspiré.
Londres, mi ciudad, mi barrio me esperaban, pero sobre todo, me esperaba mi hogar: los brazos de mi Kris. ¿Ya les dije que tenerla entre mis brazos era lo mejor del mundo? Porque lo es, ¡y no hay nada mejor que eso!
Apagué y guardé en mi chaqueta mi Ipod, el cual me acompañaba siempre en estas intensas jornadas aéreas. El último y único video que me la pasé viendo las últimas dos horas era el nuevo video de Marcus: “I was broken”, donde salía mi Kris hermosísima y demasiado sexy. Cuando vi el video en internet hacía ya cuatro días me quedé sin aliento por la impresión de verla ahí, con su carita hermosa mirando a la cámara y con sus gestos que descifraban y representaban el verdadero significado de esa canción para nosotros… del mismo modo que lo hacía "Falling in love for the last time".
Yo me quedé prendido de la pantalla sin fuerzas para retirarme de ella; mi cuerpo quedó estático sintiendo cómo la sangre galopaba por sus venas haciendo que mi entrepierna se estremeciera y palpitara con una gran intensidad al reconocer a su adorable perfección en la imagen. Era imposible dejar de mirarla y embelesarme al compás de los delicados movimientos de su fina silueta... Vibré de amor y deseo… y no hice otra cosa que repetir y repetir el video tantas veces como podía…
Y lo mejor de todo, era que Kristen quién había tenido la iniciativa de todo esto. Poco a poco, mi amor se iba soltando y me agradaba muchísimo. Ella quería salir en el video de Marcus para demostrar así, lo que significó esa canción para nosotros en nuestros momentos más oscuros y cómo superamos juntos todos los problemas e inconvenientes que se presentaron. Si supieran la historia que hay detrás de esa canción… escribiría un libro, empezando primero, por la fuente de mi inspiración: ella.
— ¿Sabes el revuelo que causarás con esto? —le pregunté el otro día mientras hablábamos por Skype. Kristen había tenido un día agotador en las filmaciones, pero aún así, sacaba energía de donde no tenía para conversar y reír conmigo por el video-chat, de paso que Bear saltaba como loquito y movía su colita desesperado cada vez que escuchaba su voz o la veía tras la pantalla. Él también la extrañaba.
— Sí. Y no me importa —me respondió encogiéndose de hombros.
— Oh… —dije sorprendido—. Parece que el aire londinense te ha asentado muy bien.
— Si, Honey —rió y observé una de las más hermosas sonrisas que tenía y que amaría hasta el final de mis días—. Estar aquí es increíble, me encanta la ciudad, los parques, la tranquilidad de Notting Hill. Y por los fines de semana, reunirme con tus padres o con Lizz y Victoria, sólo me hacen sentir diferente, como si estuviera en casa, como si este fuera el lugar donde debo estar… —finalizó con otra sonrisa y me pecho se hinchó de orgullo y añoranza, una mezcla muy rara, casi letal. Amaba el hecho que mi familia se lleve tan bien con ella y la quieran como una hija, pero… yo quería estar ahí, yo necesitaba estar ahí… dentro del cuadro familiar, dentro de lo sublime que podía llegar a ser una reunión con las personas más importantes de mi vida.
— Pero falto yo… —refuté haciendo un puchero.
— Lo sé, hon, y no sabes cuánto te extraño… Pero pronto estarás aquí, con nosotros. Por ahora y como siempre, te tengo presente en cada momento y lugar…
— Sí, ya falta poco… y tú también estás en mi corazón.
— Te amo, Rob… —ahora sí, mi pecho se hinchó solamente de orgullo… era increíble.
Con una nueva energía y vitalidad, producto de mis recuerdos, me removí en mi asiento desesperado por salir de este avión y llegar como un rayo a dónde ella estaba. Me dediqué a contemplar el cielo que cambio del intenso color añil al color del tornasol para luego oscurecerse en una espesa capa de nubes grises en tan solo segundos. El clima seguía siendo el mismo en Londres a pesar de que estuviera en plena primavera.
Ni bien bajé del avión, fui directo a la zona de desembarque para recoger mi maleta y mi guitarra y prepararme mentalmente para, lo que de seguro, se vendría: los paparazzis. Lo había intuido desde que estuve en LAX cuando una señora mayor acompañada con unas chicas, me reconocieron y saludaron...
Atravesé la puerta de salida y los vi. Una tanda de periodistas y paparazzis me esperaban ya en la puerta de salida del aeropuerto; se habían anoticiado y averiguado todo sobre mi itinerario de viaje. Me pedían sonreír, decirles si venia a ver a Kristen o a mi familia; otros me preguntaban si tendría nuevo proyecto o que sentía al regresar a casa.
Quise decirles, gritarles que ¡sí!, que efectivamente venía a ver a Kristen para amarla y besarla por toda una semana, que venía para reunirme con mi amor y mi familia y pasar los mejores días de nuestras vidas, que venía con un hambre devastador por ver y tocar a mi esposa... pero tuve que fingir un poquito, esconder mis sentimientos así como los latidos furiosos de mi corazón muy en el fondo de mi ser... Así que sólo atiné a sonreír. Tenía que pasar desapercibido... Al menos por ahora.
Subí al auto que Grace Clissold, mi agente británica, ya había mandado preparar y me llevaron de inmediato a la casa de Matilda, donde me esperaban todos para ir a la iglesia a celebrar el bautizo de su pequeñín. Deberían conocerlo, era una preciosidad, tan inocente e indefenso que cuando lo conocí por primera vez -el pasado diciembre- tenía tan solo un mes de nacido y quedé maravillado.
Cuando envolvió mi dedo con su pequeña manito y tiró de ella fue genial, una experiencia por demás única y sublime... sus ojitos cerrados, su delicada nariz y sus pómulos rosaditos me hicieron responder de inmediato a la pregunta de si quería ser su padrino...
Sí, claro que sí lo sería… ¿Se imaginan cómo será cuando mi mini Kristen me haga lo mismo? ¡Dios! ¡No cabré de la alegría! Si así nomás al ver a mi ahijadito, me enternecí… no imagino cómo ni qué me pasará el día que vea nacer a mi princesita…
¡Cómo quisiera que ya llegue ese día…!
Suspiré. Aunque pensándolo bien, quizá no sea tan larga la espera, pues con el plan que tengo en mente, estoy seguro que convenceré a Kris para adelantarnos un poquito… Chasqueé mi lengua… soy un genio.
— (…) Y les tengo preparado una cena especial con tus padres este sábado. Me he tomado la libertad de reservar el restaurante, conseguirte un terno decente y una de los mejores regalos para tu mamá—decía Grace con una rapidez envidiable—. Además, estoy segura que Clare quedará fascinada con el arreglo floral que mandé preparar, lo cual saldará tu ausen… —de pronto paró de hablar para mirarme detenidamente haciendo una mueca. Yo sólo desvié mi rostro hacia la ventana y traté de distraer mi vista y mis pensamientos con las casas típicas de Londres y sus pequeños jardines.
De acuerdo a lo poco que entendí, ella ya tenía todo planeado, exactamente a lo que le pedí días atrás, para celebrar el cumpleaños atrasado de mi mamá… mas no hice mucho caso; y no me culpen, pues ahorita andaba con mi cabeza en otro lado y no podía pensar en nada más que en ella, Kristen.
Ya faltaba poco para verla, deleitarme con ella y hacerle el amor hasta el día siguiente…
Cada noche y cada mañana hacerla mía, como el lugar, el tiempo y la naturaleza pura del amor lo pide…
— ¿Estás bien Rob? Te noto un poco ansioso —me preguntó Grace rompiendo el silencio que encerraba el automóvil. Algunas veces yo era mucho más conversador o bromista; otras veces, ya estaría preguntando mil cosas, pero en estos momentos, sólo era un tonto enamorado.
— Sí, todo bien… —enarcó una ceja—. Supongo que es el Jet lag —dije en voz baja soltando un profundo y sonoro suspiro, delatando en él lo exasperado e inquieto que me encontraba.
— Sólo quedan un par de minutos y la tendrás contigo de vuelta, Rob —me dijo con voz dulce. Grace era mi agente, pero por el tiempo que nos conocíamos y la amistad que habíamos desarrollado, podía decirse que era más que una asistente, era mi amiga y podía presentir mis estados de ánimo, desde el más famélico, como el de ahora, hasta el más divertido.
— Lo sé… —musité— Grace… ¿Has estado separada mucho tiempo de alguien que te importe tanto?
— Sí —sonrió—. Pero, ¿sabes? Nunca había visto a un hombre tan ansioso y desesperado por ver a su novia, como estas tú, Rob…
— ¿Y eso es bueno?
— Oh sí… muy bueno, casi perfecto —me respondió sonriente y yo le devolví el gesto esbozando una sonrisa más grande.
Seguro que ella me juzgaba como un loco esquizofrénico, pero no podía evitar serlo, pues no veía la hora de reencontrarme con mi amor, de besarla, abrazarla, estrechar su desnudez y saborear cada parte de su hermosa anatomía… Era irrevocable e inevitable.
— Por cierto, me encantó el video de Marcus… Kristen sale bellísima —me dijo de manera sugerente, como queriéndome provocar alguna que otra reacción celópata o primitiva. Ella me conocía.
— ¿En verdad quieres que te cuente lo que hice cuando vi ese video? —arqueé una ceja divertido.
— No, no, no… los detalles “así” guárdatelos para ti.
— ¡No me refería a eso! —exclamé riéndome mientras Grace se carcajeaba en su sitio.
Con el ambiente más tranquilo, llegamos al barrio de los Sturridge, una zona residencial y muy tranquila, a unos cuarenta y cinco minutos del centro de Londres. Se caracterizaba por sus amplias zonas de esparcimiento, así como parques, restaurantes y un ambiente familiar y acogedor, precisa para que un niño crezca fuerte y sano. “Por ello, Kris y yo vendremos a vivir aquí cuando nazca nuestra primera bebe o el segundo…”. El coche se estacionó en la fachada principal y bajé de él dejando mi guitarra y mi maleta en la capota.
No tuve tiempo de ir a Notting Hill, a dejar mis cosas, mucho menos de cambiarme de atuendo, pues el vuelo que había cogido era el único disponible para esta fecha y no tuve otra opción que vestirme lo más prudente, sencillo, pero elegante que pude.
— ¡Hey Rob! —Me saludó al abrirme la puerta, una voz familiar la cual no había escuchado hace algún tiempo, pero que registré de inmediato—. ¡Pensé que no lo lograrías!
— Hola Arthur, ¿Cómo estás? —le contesté estrechándole la mano y dándole un fuerte abrazo. No había visto a Arthur desde mi última visita a Inglaterra, mejor dicho no había visto a ninguno de los Sturridge desde mi última visita, a excepción de su hermano Tom, claro, pero eso ya era costumbre. Arthur me acompañó hacia el interior de la casa contándome sus últimas anécdotas y nuevos proyectos para el futuro. Seguía igual de hablador como cuando lo conocí en la escuela Harrodian, hacía ya bastantes años. Su porte ancho lo hacía ver mucho más elegante con el terno negro que decidió portar ese día y su cabello oscuro tenía un corte diferente, lo demás seguía siendo lo mismo. Al igual que Tom, no habían cambiado nada.
— Familia, ¡miren quién llegó! —me presentó con un escandaloso grito en pleno Hall, llamando la atención de una decena de personas que conversaban entre ellas con una copa en sus manos. Me olvidé decirlo: Arthur era un exagerado al igual que su hermano.
— ¡Pero si es Robby! —chilló Tom acercándose mientras que yo saludaba a los señores Sturridge: Charles y Phoebe, así como al esposo de Matilda. Todos estaban muy elegantemente vestidos de etiqueta, lo que me hizo sentir un poquito mal, porque yo, siendo el padrino, debería estar con un mejor atuendo. Quizá logro que Tom me preste un saco.
— Hola chicos —los saludé, segundos después con un enérgico abrazo.
— ¡Por fin hombre! —agregó Sam entusiasmado.
— Nos has tenido preocupados, estábamos a punto de sortearnos el puesto de padrino —me dijo Arthur palmeándome la espalda y tratando de disimular una sonrisa pretenciosa mientras avanzábamos hacia otra zona de la casa—. Pero tienes suerte que Matilda confiaba en que llegarías a tiempo —me guiñó el ojo.
— ¡Ha!
— Si no supiera que Kristen ha estado con Matilda desde temprano, creería que lo primero que hicieron fue inaugurar su casa de Notting Hill.
— ¡Ni a eso llegan! En el auto nomás —interrumpió el gato Stu riendo.
— Tom... —dije entre dientes preparando mi mente para empezar con la cantaleta de maldiciones que tenía especialmente para él.
— ¿Qué? —Rodé los ojos— ¡Es cierto! Con tanta cosa que sé de ustedes, ¡podría escribir un libro! —el aludido se defendió—. Debería ir buscando un nombre para eso... —agregó rascándose la barbilla aparentando pensar… El gato Stu nunca pensaba, pero ahora sí que no se escapaba. Debía idear una venganza al estilo “Bear-Badass-Pattinson” para que se deje de joder… la última vez que Tom y Bear estuvieron juntos en Los Angeles, fue épico. Bear le hizo de todo, así que algo debía aprender…
— Me apunto con Marcus para hacer una pequeña dedicatoria y crearles una canción que haga resaltar el libro —sugirió Sam con voz entusiasta…
¿Estaban fingiendo o en verdad se atreverían a tanto?
¡Aichhhh!
— ¡Los odio!
— No es cierto. Ya te he dicho que lo aceptes: sin nosotros no puedes vivir.
¡Aichhhh! ¡Diablos!
Rodé los ojos y suspiré con falso pesar. Me encantaba reunirme con mis amigos, ya saben, salir a un bar, comer en el Sushi, tocar guitarra y hasta emprender viajes por carretera... Eran parte de mi familia, su apoyo y sus ánimos me habían ayudado siempre ante todo obstáculo; Pero en estos momentos no tenía ánimo de eso ni de nada, sino de tocar, ver y sentir a Kristen. ¿Era mucho pedir?... ¡¿Lo era?!...
— ¿Han visto a Kristen? —solté de pronto emprendiendo camino hacia el interior. Ellos me siguieron adelantándome el paso. No tenía idea a dónde me dirigía, ni lo que hacía, sólo le hacía caso a mis pies que caminaban por la casa, aquella que conocía muy bien desde que era un adolescente. Sólo cuando vi salir a un par de niñas con vasos de Coca Cola tras la puerta que tenía al frente lo supe. Estábamos cerca a la cocina y las conversaciones que provenían de ella me hicieron tener un leve presentimiento. Los mensajes venían y se iban con la misma frecuencia.
— No sé, por ahí…
— Oh dile Tom, ¿no ves cómo está?
Sacándome la gorra, desesperado, estaba a punto de seguir jodiéndolos cuando unos pasos profundos y largos me decían que alguien se acercaba a la puerta de la cocina.
Tom seguía riendo, pero Arthur ya había cambiado un poco sus rasgos faciales por unos más serios como si esperara una respuesta. La verdad que no tenía idea de qué hablaban y yo no estaba lo suficiente interesado para seguir presionando u obteniendo información. Lo único que hacían era retrasarme más en la búsqueda y el reencuentro con mi amor.
—… todo listo. Voy a hablar con tu hermano Matilda, no tarden chicas —habló una voz áspera empujando la puerta batiente, volteé de inmediato y unos ojos claros me miraron sorprendido.
— ¡Marcus…! —dije acercándome a él. Teníamos que conversar una millonada de cosas, pero aún
no era el momento.
— Robert, ¡qué gusto verte! —exclamó dejando abierta la puerta para darme un abrazo…
Y fue ahí… cuando me acerqué a él y vi tras su espalda a las personas que previamente habían estado conversando con él…
Y fue ahí… que detonó una bomba en mi corazón…
Y fue ahí… que todo encajó en este mundo.
— Kristen... —murmuré bajito. No sé como la miré, ni lo que hice, sólo sé que una sensación completamente familiar azotó mi cuerpo, aceleró la sangre de mis venas y me apretó el estómago, haciéndome sentir añoranza y nerviosismo…
En ese instante, mi corazón pegó un salto, no, ¡que va! Casi huye de mi pecho como un desquiciado en búsqueda de su otra mitad... Y mi alma le hacía el coro porque también anhelaba reencontrarse con la razón que nos daba el existir... Kristen.
Suspiré. Perdí la noción del lugar, Marcus dejo de abrazarme y no sé que le dijo a Tom y Sam, era confuso…
Ahí estaba ella, parada a un costado de la alacena conversando con Matilda, con su hermoso cabello negro azabache recogido en una coleta. Su sonrisa de niña pequeña, su perfil y su contextura tan delicada y fina cubierta por unos pantalones negros y un blaizer de un tono más claro, la hacían ver más madura y elegante. Era hermosa, hablando... Y deliciosa, riendo.
Era ella... Mi Kristen.
Era increíble cómo la sensación de alivio surcó mi ser.
Como un estúpido, no supe qué hacer, tan solo mirarla con la esperanza de que mi corazón y mi alma hayan corrido ya en su búsqueda para decirle al oído que ya estábamos aquí, a espera de su mirada, para que como imanes del destino, unamos nuestras almas, corazones y cuerpo en uno solo.
Estaba romántico… ella me hizo un hombre romántico, y se lo agradecía, porque no hay nada mejor que estar enamorado.
Aún con la esperanza que lo que tenía al frente no era un sueño o una fantasía, entré y cerré la puerta llamando la atención de Matilda. Kristen volteó a su vez y sus ojos verdes se abrieron de par en par y se quedó sin saber qué decir.
— ¡Oh Rob! No sabía que estabas aquí. ¡Por fin llegaste! Ya me habías pegado un susto —me dijo Mati; como ninguno de los dos habló, ella prosiguió con una risita imperceptible—: Ok, entendí. Los dejo solos, pero no tarden.
Kristen bateó las pestañas y me miró entre aturdida y emocionada, con un dejo de felicidad. Traté de salvar la distancia entre nosotros, avancé unos pasos con decisión sin dejar de mirarla… hasta que Matilda interrumpió nuestro contacto visual.
— Cierra la boca Robert —murmuró pasando por mi costado—. Y buenas tardes para ti también.
— Lo siento Matil… —traté de disculparme pero me cortó moviendo la mano.
— Olvídalo, sé cómo te sientes... —me dijo comprensiva—. ¡Pobre que tardes más de cinco minutos, Rob!
Ni bien cerró la puerta tras de sí, Kristen corrió hacia mis brazos y yo la recibí con un fuerte abrazo que deseaba fuese eterno. La elevé en el aire y le di varias vueltas mientras nos mirábamos y sonreíamos con una apreciación única. Estaba feliz, mi corazón por fin había se había reencontrado con su corazón… Suavemente besé la piel de su nuca mientras inhalaba profundamente su aroma, tan fino y delicado como ella.
Kristen rodeó mi cadera con sus piernas y yo la apreté aún más a mí con brazos posesivos mientras la llevaba cargada hasta la alacena. Al sentir su cálido cuerpo junto al mío, sentí una punzada de amor y excitación… Supe por el exquisito sonrojo de sus mejillas que ella también se sintió de la misma manera y, entonces fue ahí cuando nos fundimos en un beso largo, profundo y tierno, entregando en él, todos los sentimientos que habían estado contenidos en nuestros cuerpos y corazones.
— Te extrañé como un loco, Kristen —susurré en sus labios tratando de regular mi respiración, abrí los ojos y me encontré con los de Kristen mirandome fijamente, como si esto que pasaba fuese un sueño—. No sé como he podido vivir sin tí tantos días...
— Yo también, Rob… —dijo con voz ronca—. Yo también te extrañé...
Me quedé mirándola, mi cuerpo reaccionó a ella y la apreté contra mí para besarla con desesperada avidez al tiempo que una intensa excitación y felicidad nos invadía, dejándonos sin aliento.
La sensación de verla y sentirla en carne y hueso era incomparable.
— Te amo demasiado... —susurré en su piel mientras le daba pequeños besos en el cuello.
Su respiración estaba errática, mi pecho bajaba y subía, y mis venas sentían correr la sangre de manera furiosa mientras mi entrepierna cobraba vida... Ella me sonrió coquetamente y me apresó aun más con sus piernas dándome un leve pero intenso roce con su cuerpo…
— Me he vuelto loco Kristen, pero tengo una necesidad de hacerte el amor en este instante... —murmuré sin aliento.
Con una sonrisa vibrante en sus labios sensuales, Kristen inclinó la cabeza sobre la mía con expresión divertida. Me rodeó por los hombros para que volviera a besarla y yo sin dudarlo volví a saborear sus labios dulces, con sabor a vainilla.
— Me parece una idea muy seductora —confesó con ronca satisfacción—. Pero debemos marcharnos ya.
— Lo sé —bufé—. Pero esta noche señorita Stewart no se escapa, aprovecharé cada minuto y segundo de la noche y del día —le prometí ahogándome en su mirada de un color verde oscuro.
Kristen deslizó una mano insinuante a lo largo de mi muslo dándome a entender que ella también estaba de acuerdo con nuestra noche de amor.
Salimos hacia la sala cogidos de la mano, pero no sin antes besar nuestra unión con un cálido beso. La sensación de tenerla a mi lado, de la mano, sin ser juzgados ni presionados por nada, era la mejor del mundo, pero, ¿saben que era muchísimo mejor y que nunca podría compararse con nada de esta vida? ... Sí... Era su calor, sus ojos y su aroma, mis tres pilares de la vida, sin ellos, no sería lo que soy ahora, pues con su calor me sentía en casa, con sus ojos me transmitía confianza y seguridad, y con su aroma, lograba sumergirme en el más hermoso sueño…
Me incliné sobre ella y acaricié suavemente sus cabellos mientras la contemplaba con adoración. Subimos al auto, y con las manos juntas, nos enrumbamos hacia la iglesia para celebrar el bautizo de mi sobrinito…
Y empezaba un nuevo conteo para que llegue la noche y sea el único dueño de sus labios y su cuerpo, de su corazón y su alma…
“I've loved you from the start.
In every single way.
And more each passing day.
You are brighter than the stars.
Believe me when I say.
It's not about your scars.
It's all about your heart."
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Continuará…
¿Les gustó? este capitulo está centrado en el reencuentro que tuvo Rob y Kris antes de ir al bautizo...(a la iglesia)
Cada capítulo será un pequeño OneShot narrando las cositas que hicieron Rob y Kris en Londres (por 10 días) *-*
No sé cuantos me saldrán... pero no serán muy largos =)
¡No olviden de comentar si les gustó o no!
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AHORA. les cuento que estoy participando en un Concurso llamado "HATEFUL LEMONADE CONTEST" con el ONESHOT (Edward y Bella) "SURFEANDO CON EL DESTINO" , y si les gusta por favor, podrían votar por él???? *-*
Toda la información y cómo votar, asi como los links y banners estan AQUI
¡¡¡¡¡ MUCHAS GRACIAS !!!!!
LQM
Lu.